jueves, 21 de abril de 2011

Amigos...*

Entre decepción y decepción, me puse a pensar de una vez, no existen los verdaderos amigos, ni los falsos amigos; existen los amigos, esos que con orgullo reconoces como un hermano y los compañeros de jodas o simplemente compañeros con los cuales te identificas un poco más que con los demás.
¡Qué feo es caer en esa maldita realidad!
Quiero agradecerle a Dios por mis amigos, esos que con honor y alegría los presento como parte de mi familia, esos que nunca me fallaron, esos que  me escuchan siempre, que me retan si es necesario, esos que me abrazan y también insultan, esos que están en todas, esos que hacen muchísimas cosas por mi, esos con los que pienso en voz alta, esos que me cuentan todo, esos que de verdad merecen mis lagrimas, esos que me valoran de verdad, esos que me sermonean siempre, esos que de verdad me quieren ayudar, esos que valen oro y plata, los amo.
A quienes llamaba amigos también les quiero agradecer, por escucharme, por hacerme reír, por acompañarme, por mostrarme quienes eran mis AMIGOS, por todo en realidad, aunque las cosas no salieron como pensamos, muchas gracias por haberse cruzado en mi camino, porque me hicieron ser más fuerte, porque haberlos tenido en mi vida fue y es hermoso por más de todo lo malo, me quedó con los buenos momentos. Podría caminar mucho más junto a ustedes como mis compañeros. ¡Los quiero mucho!
Voy a seguir un ejemplo de un amigo que admiro mucho y voy a seguir adelante después de todo, y al mal tiempo, buena cara.
Junto a mis amigos que siempre me ayudan a levantarme, caminaré los largos y confusos caminos de la vida.
Me despido con una frase de Porta: “colegas muchos, pero amigos quedan pocos”.
Sin más…

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